sábado, 25 de octubre de 2008

A un poeta

El poeta brasileño Carlos Drummond de Andrade murió en Brasil el pasado 17 de agosto. Su desaparición constituyó para la cultura en lengua portuguesa la desaparición de un clásico. Y no sólo para esa cultura, sino para la creación literaria en todo el mundo. En este artículo, la autora pasa revista a la esencia de los temas recurrentes en la poesía de Andrade.
Ha muerto este verano, en el mes de agosto, y ha muerto con 84 años, a pesar de haber estado hablando de la muerte y del suicidio en todos sus libros de poemas. Tal vez se llegó a familiarizar con la muerte, la incorporó necesariamente a la desesperación que le inspiraba la vida cotidiana, a su sentimiento del mundo. Este gran poeta brasileño, nacido en Itabira (Minas Gerais), apenas ha sido conocido entre nosotros. De sus numerosos libros sólo ha sido traducida al castellano una brevísima muestra. Renovó la poesía en lengua portuguesa, dándole un tono directo, conciso, exquisito, y supo expresar el desconsuelo del vivir de una forma escueta, sin concesiones, tan cerca de la más absoluta desesperanza como del humor.
Como todos los grandes poetas, es moderno. "La razón está siempre con la juventud", escribió en uno de sus primeros ensayos sobre la tradición en la literatura. Su público, su lector, es el hombre desconcertado, inseguro y perdido en un mundo sin sentido, sin amor. "No sé sí estoy sufriendo / o soy alguien que se divierte" confiesa en el 'Soneto de la esperanza perdida', del libro Brejo de las almas, su segundo libro de poemas. Publicado en 1934, incluye ya los temas que Drummond irá desarrollando, perfilando. El estoicismo: "De nada vale gemir o llorar" (Cosa miserable), el humor: "Lo mejor es ser pornográficos" (En vista de los últimos acontecimientos), y, sobre todo, el diálogo con el sufrimiento y con la muerte: "Amigo mío, vamos a sufrir,/ vamos a beber, vamos a leer el periódico, / vamos a decir que la vida es ruin" (Convite triste). "Inútil es resistir / o incluso suicidarse. Oh, no te mates"
El amor /
Al otro lado de su invitación al dolor, a la queja, al relativismo, al distanciamiento (porque en sus poemas se engloban todos los extremos del sentimiento), está la frustración del amor, su gran sueño.
El amor está presente en la obra de Drummond de Andrade como una emoción irremediable, una necesidad que no tiene respuesta y como algo que hay que mantener por destiño: "La voluntad de amar, que paraliza mi trabajo,/ viene de Itabira, de sus noches blancas sin mujeres y sin horizontes
A través, en fin, de sus 25 libros de poemas, Carlos Drummond de Andrade nos ofrece diferentes variaciones de esta fundamental tristeza, de este determinismo hacia el amor y hacia la muerte.
Puede que al final se vaya configurando una solución: rescatar lo que queda, lo poco que queda, porque "siempre queda un poco de todo".
Carlos Drummond de Andrade alcanzó la categoría de poeta universal porque supo dar forma a las emociones de un hombre que no sabe si rescatar la emoción que lo llevará a la muerte, de un ser humano confuso, lleno de dudas, que a veces se compadece de sí mismo y que, pese a todo, opta por el amor, aunque consista en amar la misma falta de amor. Hace del amor un principio, consciente de que no es un principio sólido, pero se empeña en apoyarse en él para enfrentarse al mundo hostil y deshumanizado.

2 comentarios:

adagio dijo...

"opta por el amor, aunque consista en amar la misma falta de amor" gracias lys por este post tan realmente positivo, sin duda contar contigo aquí mantiene este sitio vivo e interesante.
besos

Mariló Rivera dijo...

Hola Lys

...Amar la misma falta de amor, es una forma de amar...

Buena reflexión.

Un abrazo