Erase una vez, que había un hombre que era un buscador. Un buscador es alguien que busca; no necesariamente que encuentra. Tampoco es alguien que necesariamente sabe lo que busca, es alguien para quien su vida es una búsqueda.
Después de dos días de marcha divisó a lo lejos Kammir. Un poco antes de llegar al pueblo, le llamó la atención una colina a la derecha del sendero. Estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón de árboles, pájaros y flores encantadores. La rodeaba una valla de madera lustrada. Una portezuela de bronce lo invitaba a entrar.
Mirando a su alrededor se dio cuenta de que otras piedras tenían inscripciones similares.
Aquel hermoso lugar era un cementerio y cada piedra una tumba.
Una por una empezó a leerlas todas: un nombre y el tiempo de vida exacto del muerto.
Se llenó de espanto al comprobar que el que más había vivido no sobrepasaba los 11 años.
Embargado por un dolor terrible se sentó y se puso a llorar.
El cuidador del cementerio lo vio llorar y le preguntó si era por algún familiar
El anciano sonrió y dijo: - puede usted serenarse, no hay maldición ni epidemia, es que en este lugar tenemos una costumbre le contaré…
-Cuando un joven cumple 15 años, sus padres le regalan una libreta, como esta que tengo aquí, para se la cuelgue del cuello. A partir de ese momento anotamos, qué fue lo que disfrutamos y cuánto duró el gozo.
y al morir sumamos todos esos momentos
y lo escribimos sobre su tumba.
Porque ese es para nosotros el único y verdadero TIEMPO VIVIDO.-
3 comentarios:
Uff, que largo me ha salido. Lo siento, pero considerando que no voy a decir ni mu en muchas semanas...
xaito. Cuídense
precioso lys....y muy al hilo de lo que pensamos por aquí. como ves tratamos de sumar muchos años en nuestra particular libreta.. contamos contigo para ello también...buen viaje.... ven prontito
besos
Lys
Gracias por tu comentario.
Que hayas disfrutado de tus vaciones.
Besos
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